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"...Cierro mis ojos para ver..."
(Paul Gauguin)


Y luego de aquello, la oscuridad amparada tras los párpados caídos nos invita a despojarnos de las ataduras y condicionamientos que nos congelan en nuestra ansiosa marcha por los caminos de la expresión del alma. Como el ave que atraviesa el cielo de una ciudad cargada de imágenes que en la realidad fría y autómata de las masas no son percibidas y disfrutadas ante los ojos humanos que, por naturaleza, tienen esa bella capacidad de conmoverse e irradiar con prestancia las consecuencias emotivas que una simple imagen de la vida diaria, circunstancia, hecho o conducta, provocan en su congelada emocionalidad de miradas perdidas y rígidamente estructuradas.

Ir más allá, liberarse, extenuar los recursos de una red virtual en pos de trascender hacia el eterno grito de sublimación expresiva. Aprovechar la oportunidad de dar a conocer nuestra causa personal y netamente humana, en tanto las letras, dibujos, fotografías, pinturas y acordes, se entrelazan con los bits intangibles: He aquí nuestra primera metáfora, que transforma a esta herramienta virtual en el resquicio del divertimento de los corazones ávidos de identificación con las formas que el arte adopta en su vía de expresión y que representa fielmente los dolores, alegrías, euforias y gratificaciones que la vida nos va plasmando en el registro diario de la experiencia vital.

Miles de voces que viajan a través de la transversalidad de los cables tecnológicos que se ciñen con fuerza a las recias estructuras de concreto. El pequeño letrero artesanal, manufacturado por las desgastadas manos del anciano que lucha día a día por su alimento, nos indica una dirección, una clara e inteligible señal de hacia dónde nos dirigimos por entre las laberínticas calles de la selva de cemento.

Los ojos siguen cerrados mientras damos la partida al espacio de la catarsis; digno y normal atributo de dos sencillos seres humanos que intentarán, pregonarán, lucharán y se desgarrarán desde la verborrea sutil y los diagramas que elucubra nuestro espíritu.

Esperamos de corazón que este pequeño oasis en medio de la nada les sirva, al menos, como el agradable lapso de tiempo en que vuestros ojos se ampliarán irisados ante la proyección de sus propias naturalezas, plasmadas en las fotografías, música, pinturas, textos y poemas, mediante las palabras universales por excelencia: Expresión artística y humanidad.


Atte, Los Administradores.