
Saltaré al unísono, cual sesiones
de artilugios proferidos en la evitación
de las sábanas tenues y adoloridas
por el estruendoso oleaje del dolor;
que inunda, atisba y controla
todo cuánto mis dedos congelados
se adhieren con furia sobre tu rostro destruído.
Enraizados escenarios de lo absurdo
y mi mente se vuelve a controlar
como antes;
Se mueven en círculos más el consumo
autómata de sus facciones hipócritas.
Saltemos, anhelemos el dulce encanto
del final suave y húmedo, como las manos
del cruento carnicero de primaveras.
Me alejo de tu compasión dorada
con rapidez y elocuencia;
me extiendo sobre tu recuerdo amargo
de sesiones eternas en la desolación
más redundante.
Pantallazos, luces y brillos que jamás estuvieron
a la altura de mi vientre desgarrado
en sempiterna hemorragia hedorosa.
M.M
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